La capital holandesa es todo un estandarte de la modernidad, pero también esconde en sus calles y plazas rincones que dan testimonio de su rica histórica. Sin duda, uno de los monumentos de Ámsterdam que tienes que visitar es Begijnhof, un precioso patio rodeado de casas del siglo XIV. Este rincón es perfecto para relajarse y descansar después de un ajetreado día por el centro de la ciudad. Además, allí podrás conocer la casa más antigua de la capital holandesa, la Het Houten Huisje, una de las casas que rodean este tranquilo jardín. Otros monumentos históricos que no puedes perderte son la Munttoren, una gran torre que formaba parte de una de las antiguas puertas de la ciudad medieval, y De Waag, la única puerta de la muralla medieval que aún permanece en pie.
Los molinos de viento son uno de los iconos del país. Aunque la mayoría se encuentran fuera de la ciudad, hay algunos como el Molino Van Sloten o el Molino de Gooyer que puedes visitar dentro de la capital holandesa. Muchos viajeros visitan el Molino Van Sloten, a tan solo media hora caminando desde el centro, ya que es uno de los más importantes que aún quedan en la ciudad y, además, ¡la entrada es totalmente gratuita!
Otro de los rincones que no te puedes perder en tu visita a la capital holandesa es la Biblioteca Pública Central de Ámsterdam, la más grande de toda Europa. La entrada es gratuita, y además de albergar millones de libros y documentos audiovisuales, te vendrá fenomenal para conectarte a Internet si lo necesitas o para disfrutar de una agradable comida con las mejores vistas desde su restaurante panorámico. Y si tienes algo más de tiempo, no dejes de visitar el Monumento nacional, que recuerda a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial; el Homomonument, que recuerda a las personas que han sido perseguidas a lo largo de la historia por su condición sexual, o las letras de “I am Ámsterdam”, donde todos los viajeros se hacen una típica foto para el recuerdo.