La capital portuguesa tiene tres iglesias que sobresalen del resto. La más importante es, sin duda, la Catedral de Lisboa, uno de los edificios más impresionantes de la ciudad. Al haber sido restaurada en varias ocasiones tiene elementos de distintos estilos, pero su arquitectura sigue, en general, una estética románica. En su interior encontrarás un bonito claustro con excavaciones y una exposición conocida como el “tesoro de la catedral”, formada por objetos de gran valor histórico. Otra de las iglesias más importantes de Lisboa es el Convento do Carmo, las ruinas de la iglesia gótica que sobrevivieron al fatídico terremoto de 1755. Si hablamos de las iglesias más destacables que hay en en la ciudad, la Iglesia de San Vicente de Fora no puede quedarse fuera. El estar construida en lo alto de una colina y al tener incorporado un monasterio, le da un aspecto realmente imponente. En su interior podrás ver un bonito templete de origen barroco y una serie de azulejos con diferentes escenas históricas.
Más allá de estos tres impresionantes templos, en las calles de Lisboa podrás visitar otras iglesias realmente increíbles como la Basílica da Estrela, una iglesia con una fachada y un interior muy llamativos. Los mármoles de distinto color le dan un toque muy especial, así como las valiosas pinturas que decoran las paredes. Por otro lado, la Iglesia de San Roque hace justicia al refrán “no juzgar un libro por su portada”, ya que su fachada es bastante simple y poco llamativa, pero su interior es posiblemente el más increíble de Lisboa. Al entrar te sorprenderá el lujo con el que están decorados el altar y las diferentes capillas, así como los bonitos azulejos que hay por todo el interior. Además, esta iglesia tiene un museo con piezas artísticas con más de 500 años de antigüedad.
Si te apasiona la arquitectura religiosa, puedes ir más allá de las iglesias más famosas y descubrir otras menos conocidas como la Iglesia de Nossa Senhora da Conceição Velha, un templo que merece la pena conocer por su pórtico, una auténtica maravilla repleta de detalles. También merece la pena visitar la Iglesia de Santa Luzia para admirar los azulejos pintados que hay en sus paredes.