Edificada en el interior del revellín de San Antonio, esta ermita fue mandada construir por el rey Joao IV en torno a 1.640. Originariamente era una construcción barroca de planta cuadrangular con un altar dedicado a San Sebastián, aunque ha sufrido múltiples modificaciones a lo largo de sus existencia.
El interior está compuesto por una nave longitudinal cubierta por bóveda de cañón decorada con pinturas murales. Tiene dos retablos laterales del siglo XVIII, dedicados a Ntra. Sra. De la Concepción y a Santa Isabel respectivamente, implantados en nichos.
El retablo del altar Mayor es del siglo XVIII, y cobija la imagen de San Antonio en su parte central. Está rodeado de cinco telas enmarcadas entre columnas salomónicas. En el lado del Evangelio hay siete tablas con pinturas alusivas a la vida del Santo.
La Iglesia de la Misericordia es la primera edificación que te encuentras cuando entras al recinto amurallado que rodea el Castillo. Es una pequeña ermita del siglo XVII, que antaño fue la Iglesia Matriz de la ciudad (ahora es la Iglesia de Ntra. Sra de los Mártires).
Su aspecto exterior no dice gran cosa, tan sólo destacar la portada renacentista. Por lo visto lo más bonito es el interior (aunque se encontraba cerrada): La bóveda decorada con pinturas murales del XVIII, y el retablo Mayor del XVII con siete paneles en tabla y un conjunto de imágenes del XVIII.
La Iglesia Matriz de Castro Marim se halla a los pies del Castillo sobre una ermita anterior del XVI dedicada a Ntra. Sra. De los Mártires. Fue mandada construir por el Comendador de la Orden de Cristo y alcalde del Castillo- Lopo Mendes de Oliveira- en el siglo XVIII, aunque reformada en el XIX. El arquitecto fue Joao Lopes do Rosário.
Tiene planta longitudinal de una sola nave, coro alto con baranda de madera, crucero y capilla mayor de dos tramos. El elemento más destacable de su aspecto exterior es su elegante cúpula. Sobre la portada principal, renacentista, hay un frontón triangular sobre el que hay una ventanal rectangular y un reloj circular rematado en una cruz de hierro forjado.
Gran parte de su patrimonio fue destruido en un incendio ocurrido en 1.960. Destacan los altares en madera policromada y mármol y las imágenes del arcángel Gabriel (del siglo XV), de Ntra. Sra de la Encarnación y de los Mártires (XVI), y Santa Lucía (siglo XVIII).
El 15 de Agosto se celebran las fiestas patronales.