Susana Mateos Escribano
Crepúsculo
Dejarse llevar cámara en mano, al atardecer, esa hora que todo lo embadurna, que puede llegar a convertir una fachada ruinosa en el lugar más romántico.
Caminar sin rumbo, acompañado de la persona que quieres, de la luz crepuscular, previa a la noche, anticipo de una penumbra que en verano se agradece tanto.