Paz y amabilidad de ***** estrellas
Un viaje con muchas expectativas, aunque esperábamos los inconvenientes de viajar en grupo. La sorpresa al llegar a Bangkok es que el grupo éramos solo dos (mi mujer y yo). A partir de ese momento todo fueron lujos y atenciones en exclusiva.
Sin pausa pero sin prisas; sencillo y espectacular; discreto y bullicioso; riqueza y pobreza; caos y orden; cansancio y relax; naturaleza salvaje y desorden urbano; todo se mezclaba según ibas de un lado a otro, o simplemente al doblar una esquina. Lo mismo ibas solo por la carretera, que entrabas en un tráfico caótico (¡Qué aventura el tuk-tuk); te adentrabas a comprar en los mercadillos verdaderas gangas o te perdías en unos inmensos almacenes de más de diez plantas única y exclusivamente dedicados a productos de electrónica.