Pésimo
Desde que cambió de dueños hace años, va de mal en peor. Sigue teniendo las pretensiones de un gran restaurante y por fuera es muy bonito, pero al entrar te encuentras con paredes sucias y desconchadas, cubertería vieja, copas blanquecinas, comida mal preparada y grasienta en el mejor de los casos y un servicio pésimo.
Se come mejor en la mayoría de los bares de menú de los alrededores.
No volvería ni aunque fuera barato.