Sandra Otero
Inevitable en Reykjanes.
Era la primera zona geotermal que visitaba y en seguida te das cuenta de lo cierto que es lo de país de fuego y hielo. Aunque el olor del sulfuro, dióxido de carbono y otros gases tire para atrás, es difícil no quedarse embobado viendo todo ese vapor que sueltan los charcos de lodo. Lo mejor son los colores que dejan en el suelo los distintos residuos de gases en la arcilla.
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