La esencia cultural lanzaroteña
En esta isla la magia de la naturaleza y la creatividad humana se entrelazan en una danza única. Lanzarote vio nacer a un visionario adelantado a su época que desafió los límites de la imaginación y se encargó de redefinir la relación entre arte y entorno natural. Hablamos de César Manrique. ¿Te suena?
A lo largo de este itinerario vamos a guiarte a través de todos los rincones que componen su obra y que te ayudarán a conocer su historia y su amor profundo por esta tierra.Desde los Jameos del Agua, hasta el camaleónico Mirador del Río, pasando por los Juguetes del Viento que habitan varias rotondas de la isla. ¿Empezamos?
El protagonista que cambió la isla
A lo largo de su vida, César Manrique (1919-1992) estudia arte tanto dentro como fuera de España, entrando en contacto con diferentes estilos de la época como el expresionismo abstracto americano. El lanzaroteño, nacido en Arrecife, regresa a la isla en 1966 y comienza a trabajar en el desarrollo turístico basado en la sostenibilidad. Un modelo con el que conseguirá el Premio Mundial de Ecología y Turismo y ayudará a que Lanzarote sea declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1993.
También ideó grandes propuestas en otras islas del archipiélago como El Puerto de la Cruz en Tenerife, el Mirador de La Peña en El Hierro o el Mirador El Palmarejo en La Gomera. Pero, ¿qué te parece si nos sumergimos de lleno su legado en Lanzarote?
Los Jameos del Agua
En el corazón de la isla se encuentra una de sus primeras grandes obras públicas, que da comienzo a un viaje excepcional. Es importante saber que un ¨jameo¨es una abertura en el suelo por donde se accede a una galería o tuvo volcánico. En este caso, el tubo se extiende desde el volcán de La Corona hasta el mar en el extremo oriental de la isla, albergando los ‘Jameos del Agua’ cerca de la costa. Esto permite que haya filtraciones de agua del mar y se forme una laguna interior que crece en función de las mareas. Si te asomas a sus aguas descubrirás a los ¨jameito¨ que son unos cangrejos que son una especie única en el mundo.
Manrique tomó este rincón que encontró en el municipio de Haría y lo transformó en refugio de paz y tranquilidad. Si desciendes por la escalera que te adentra en los Jameos del Agua, entenderás la magia de la que te hablamos.


El Jardín del Cactus
Y de la primera obra saltamos hasta la última. Ubicado en el corazón de una antigua cantera y rodeado por un mar de tuneras, este oasis de serenidad es un auténtico refugio para los cactus de todo el mundo. Manrique lo concibió en los años 70 para proteger a estas plantas del viento de la isla. Caminando te sorprenderás con sus más de 4.500 ejemplares de sus más de 400 especies. ¡No pierdas de vista los detalles! La puerta de hierro con forma de cactus, la piedra volcánica con la que está construido, las esculturas que se esconden por la localización.
Mirador del Río
Al noroeste de la isla, encontrarás este tesoro de esta isla. César Manrique diseñó este rincón imaginando un pequeño refugio en las rocas, que se camuflase en el risco en el que se ubica y que fuese prácticamente invisible desde el exterior. Si lo visitas en un día despejado, encontrarás unas vistas espectaculares del Archipiélago Chinijo (La Graciosa, Montaña Clara y Alegranza).
¡Y una curiosidad! El Río es la franja de agua que separa La Graciosa y Lanzarote, donde antiguamente fondeaban los barcos piratas.


Fundación César Manrique
Una oportunidad para sumergirte dos de los rincones en el que César Manrique vivió y desarrolló su obra. La Casa del Volcán (ubicada en Tahíche y sede de la Fundación) está construida sobre una colada volcánica en la que podrás descender por los pasillos subterráneos que unen burbujas volcánicas. Una oportunidad para conectar con la visión del artista. En la Casa del Palmeral, en Haría, el tiempo parece haberse quedado suspendido, como si el propio César Manrique pudiera regresar en cualquier momento. Su ropa sigue en los armarios, y sus obras inacabadas esperan pacientemente su toque final.
Juguetes del viento
En este caso Manrique quería conectar su obra con los característicos aliseos que frecuentan la isla. Cuando estés recorriendo Lanzarote, encontrarás numerosas esculturas móviles de hierro (en forma de esferas, círculos o pirámides) que interactúan con el viento generando movimientos rotatorios opuestos que crean una sinergia mágica. ¿Dónde se encuentran algunos? En la rotonda de acceso a la Fundación César Manrique en Tahíche, en la Avenida de Las Playas de Puerto del Carmen o en Arrieta.
Lo mejor es aprovechar los momentos de viento para observar el girar y girar de estos juguetes.


Casa Museo del Campesino
Un homenaje al incansable esfuerzo de los trabajadores del campo que desafiaron las condiciones adversas de cultivo de la isla. Esta creación de César Manrique y Jesús Soto, inspirada en la típica construcción lanzaroteña, alberga talleres de artesanía y agricultura en los que se conservan tesoros de la historia. Y para terminar, nada mejor que coger fuerzas en el restaurante de especialidad local y equipada también con utensilios de la época. ¡Un rincón en el que conectar y saborear la tradición!
Castillo de San José
Ubicado estratégicamente en Puerto Nao (en la bahía de Arrecife) tuvo fines defensivos en la isla. Siglos más tarde, César Manrique lideró su adaptación para convertirlo en el Museo Internacional de Arte Contemporáneo (MIAC) marcando así el nacimiento del primer museo de arte contemporáneo en la Islas Canarias. En su interior podrás disfrutar de la impresionante colección de artistas internacionales, nacionales y canarios. ¡Y degusta los platos y las vistas de su icónico restaurante!


Ruta de los Volcanes
Las Montañas del Fuego, nacidas de las feroces erupciones que sacudieron el sur de Lanzarote en los siglos XVIII y XIX, se erigen como un espectáculo de cráteres rojos, ríos de lava y paisajes lunares que hablan del poder indomable de la tierra. Este maravilloso caos volcánico cautivó a Manrique que decidió dar vida a la Ruta de los Volcanes. Este recorrido de 14 kilómetros te permitirá atravesar cuevas, cráteres y mantos de lava. Para culminar este rincón también creó el restaurante El Diablo, que se fusiona con el entorno y celebra la cocina a la brasa, aprovechando el calor natural de la tierra. ¡Una parada gastronómica indispensable!
Ahora que ya conoces la obras más icónicas del artista, su inspiración y su pensamiento seguro que te darás cuenta de otros detalles que se reparten por la isla, como por ejemplo la Cueva de los Verdes. En ella, Manrique participó como colaborador para adaptarla y convertirla en una de las atracciones turísticas más deseada por viajeros, científicos y eruditos de todo el mundo.
Si te adentras en el Museo del Vino ¨El Grifo¨ fíjate en su logo porque también es obra del artista. En este rincón y en las bodegas de la isla (las más antiguas de Canarias) podrás degustar sus vinos que se producen de forma ininterrumpida desde 1775. O en el Museo de Lagomar, una espectacular mansión ubicada en Nazaret. Este rincón, que forma parte de su obra privada, alberga una colección de arte local y cuenta con un bar restaurante.
Otros rincones culturales de la isla
Además de las localizaciones en las que César Manrique dejó huella hay otros rincones culturales muy curiosos que también merecen una visita.
El Museo Mara Mao, ubicado en la localidad de Teguise. Esta casa ajardinada revela una asombrosa colección de arte producida por el artista local Manuel Perdomo Ramirez. Esta singular y extravagante exhibición incluye figuras hechas de yeso en blanco, rojo, negro, y una variedad de objetos reciclados, creando un jardín de fantasía.
O el Museo Atlántico. Es el primer museo submarino de Europa creado por Jason deCaires Taylor que comenzó a hundir sus esculturas y contendrá más de 300 piezas. Los Centros de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote (CACT) promueven el desarrollo sostenible de la isla, conservando sus valores como Reserva de la Biosfera de la UNESCO.

