Herrumbre y desolación
A un aficionado a los trenes como yo, le tiene que resultar triste visitar un cementerio de trenes abandonados como el que hay a las afueras de Uyuni, pero este lugar tiene una belleza y un magnetismo especiales, porque la desolación no sólo se encuentra en esas máquinas herrumbrosas abandonadas sin poder ejercer su función de transportar pasajeros o mercancías, sino también en el entorno, llano y sin fin, en lo que parece una vía muerta hasta el fin del mundo.
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