Las estatuas más emblemáticas de Lisboa y su significado cultural Lisboa alberga estatuas que reflejan su rica historia y cultura. Entre las más emblemáticas se encuentra la de Fernando Pessoa, que honra al famoso poeta y su contribución literaria. La estatua de Equestre del rey José I en la plaza del comercio simboliza la resiliencia de la ciudad tras el terremoto de 1755. La escultura del famoso explorador Vasco da Gama en Belém destaca la era de los descubrimientos y el espíritu aventurero de Portugal. Cada una de estas estatuas invita a reflexionar sobre la identidad y el legado de Lisboa.
Escultura de Fernando Pessoa, por Eduardo Gregori
En el corazón del barrio de Chiado , Lisboa, se erige la escultura de Fernando Pessoa , una obra emblemática del artista Lagoa Henriques. Esta estatua de bronce se sitúa frente a la famosa cafetería A Brasileira , un lugar icónico donde el poeta solía disfrutar de un café. Según un viajero, "esta es una foto que todo visitante a Lisboa se tiene que hacer". La cafetería, fundada en 1905, atrae a turistas y locales debido a su rica historia y ambiente vibrante , donde todos pueden disfrutar de un café en la terraza o en el acogedor interior.
La figura de Pessoa no solo es un monumento, sino un punto de encuentro para los amantes de la literatura y la cultura. Un visitante recuerda que "lo mejor... está junto a la emblemática cafetería Brasileira", lo que subraya la conexión entre el poeta y este emblemático lugar. Con un entorno lleno de artistas y creativos, el barrio de Chiado se convierte en una visita obligada para quienes se sienten atraídos por la historia y la poesía. "Si tienen tiempo libre no duden y vayan", es una invitación de un viajero que resalta la importancia de este sitio en cualquier recorrido por la capital portuguesa.
Estatua de la Plaza del Comercio, por Helena Compadre
La estatua del rey José I se erige majestuosamente en el centro de la Plaza del Comercio, o Terreiro do Paço, en Lisboa, siendo un símbolo de la historia y la reconstrucción de la ciudad. Antonio Athayde destaca su "valor histórico" y la convierte en "una visita obligatoria" por su dimensión y singularidad, pues es la primera estatua ecuestre de Portugal. Su ubicación al borde del río Tajo no solo realza su belleza, sino que también convierte la plaza en un lugar vivo, rodeado de bares y restaurantes que invitan a disfrutar del ambiente.
Este monumento, diseñado por Joaquim Machado de Castro y inaugurado en 1775, conmemora el reinado de un rey que enfrentó la catástrofe del terremoto de 1755 . GERARD DECQ menciona que "la estatua ecuestre mira hacia el Tajo y, por tanto, al mar", enfatizando el simbolismo de la obra y su relevancia en la historia portuguesa. Con sus esculturas en el pedestal que representan el viaje del rey desde África a la India, este monumento es un recordatorio del legado y las reformas que transformaron a Portugal. La Plaza del Comercio, con su iluminar nocturno, sigue siendo un punto de encuentro vibrante para viajeros y locales, un verdadero testigo del pasado y presente de Lisboa.
Estatua de D. Pedro IV, por GERARD DECQ
La Estatua de D. Pedro IV se erige majestuosamente en la plaza que lleva su nombre, el Rossio, justo al lado del Teatro D. Maria II . Esta imponente figura de bronce oscuro representa al rey Pedro IV de Portugal, conocido por ser también el primer emperador de Brasil. Es un lugar destacado por su belleza arquitectónica y su significado histórico. Un viajero comparte su apreciación del entorno, señalando que "los hombres mayores y las palomas que se parecen más aprecian las fuentes y el mosaico de azulejos de este hermoso lugar".
La base de la estatua está adornada con cuatro figuras femeninas que personifican la Justicia, Sabiduría, Fuerza y Moderación, emblemas de las cualidades atribuidas al monarca. Sin embargo, corre una leyenda urbana que sugiere que esta estatua originalmente no estaba destinada a D. Pedro IV, sino a un emperador de México. No obstante, "se encontraron pruebas de que realmente se trata del rey". Este detalle añade un aire de misterio a la plaza, convirtiéndola en un punto de interés tanto para los amantes de la historia como para los turistas. Sin duda, un lugar que cuenta historias inolvidables de Lisboa .
Hombre-Sol, por Helena Compadre
El Hombre-Sol es una escultura emblemática que se alza en el Parque de las Naciones , en el área de Alameda dos Oceanos, frente al centro Vasco da Gama. Esta obra, creada por el artista Jorge Vieira, representa una simbiosis entre la figura humana y el sol. Los viajeros destacan que la escultura "pasa desapercibido" a pesar de su dimensión gigantesca, un testimonio de su integración en el entorno urbano. Helena Compadre menciona que esta obra fue concebida para el EXPO98, lo que le confiere un valor histórico adicional . Sin embargo, la escultura continúa ocupando un lugar central en el paisaje urbano de Lisboa, permitiendo que muchos la admiren libremente.
Antonio Ruocco señala que este monumento se encuentra en el barrio más moderno y comercial de la ciudad. Los visitantes quedan impresionados por su diseño evocador, que refleja tanto el arte contemporáneo como la historia de Lisboa. El Hombre-Sol no solo embellece el espacio, sino que también invita a los paseantes a reflexionar sobre la relación entre el hombre y su entorno, convirtiéndose en un lugar de encuentro y contemplación en la vibrante capital portuguesa.
Estátua de Dom João I, por Helena Compadre
La Estatua de Dom João I se erige con majestuosidad en la Praça da Figueira, en el corazón de Lisboa, honrando al primer rey de la dinastía de los Avis. Este rey, conocido como "la buena memoria", gobernó desde 1385 hasta su muerte en 1433. La escultura ecuestre, realizada por el artista Leopoldo de Almeida en 1971, muestra a Dom João I a caballo, destacándose sobre un pedestal de piedra. Helena Compadre menciona que "la estatua rinde homenaje a la figura histórica que marcó el destino de Portugal".
Desde la plaza, los visitantes también pueden disfrutar de vistas del impresionante castillo que se encuentra en la parte superior, como señala Adriana Benitozzi . Esta ubicación estratégica permite a los viajeros contemplar no solo la estatua, sino también el carácter histórico y cultural del área circundante. La combinación de la escultura y el entorno invita a reflexionar sobre el legado del rey, convirtiendo este lugar en una parada imprescindible para quienes desean conocer más sobre la historia de Lisboa y su importancia en el pasado de Portugal.
Las estatuas de Lisboa no son solo ornamentos urbanos; son narradoras de la esencia cultural y la historia de la ciudad. Desde la introspectiva figura de Fernando Pessoa hasta la majestuosa estatua de D. Pedro IV en la Plaza del Comercio, cada monumento invita al espectador a explorar el pasado . Al recorrer sus plazas y calles, se siente la conexión entre la historia y el presente, recordándonos que Lisboa es un imán de relatos olvidados.