Viajar para conocer lugares y personas.
Hay personas entrañables, que a veces y solo a veces y como por arte de magia el destino pone en nuestro camino y tenemos la suerte de compartir con ellas parte de nuestro viaje, algunos kilómetros, agradables paseos y horas de charla y que quizás no volvamos a ver jamás pero que no olvidaremos fácilmente, porque este tipo de personas normalmente ni escriben blogs, ni posts ni les interesan las redes sociales, personas que viajan porque siguen sintiendo una inmensa inquietud por conocer y aprender, que viajan por seguir sintiendose vivos, porque siente la misma ilusión al emprender un viaje que muchos años atrás, sin camaras de fotos tan solo con los recuerdos de lo visto y lo vivido. Personas que como Javier tuvimos la fortuna de conocer una mañana en un hostel de Jerusalen, a sus 62 años llevaba mas de cuarenta viajando incansablemente a lo largo y ancho del planeta.