Marta Pilar
Impecable, buen gusto, bien atendido
Luego de haber hecho una buena recorrida mañanera por la ciudad y visitado lugares tan emblemáticos como la magnífica Catedral, recorrido las murallas, museos y plazas, hicimos un alto en el camino y nos sentamos en una pequeña mesa en la acera de este bar, detrás de la Catedral y al sol pues hacía bastante frío. Pedimos un par de raciones de pan con tomate y queso curado con aceite que acompañamos con un agua tónica cada una y gastamos en total 13 €. El lugar es pequeño pero está impecable y muy bien atendido, la mayoría de los que allí estaban era gente que aprovechaba el descanso en el trabajo para compartir un bocado y una charla.
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